Ejercicios de Estilo

Ejercicios de Estilo (1947) sirve como tarjeta de presentación a la obra de Queneau y como medio para acercarnos a aquello que el grupo iba a realizar. La diégesis que da inicio al libro es sencilla: El narrador, en un autobús de la línea S, observa a un personaje de cuello largo gritar a su vecino y reclamarle que era empujado cada vez que un nuevo pasajero llegaba. El mismo personaje se cambia de asiento al quedar uno disponible. Algunas horas después, el narrador encuentra nuevamente al hombre de cuello largo y lo ve teniendo una conversación con un tercero, quien le aconseja se haga poner un nuevo botón en el abrigo. El libro continúa con 99 permutaciones de la misma fábula, cada una en un estilo distinto pero sin perder en absoluto el mismo contenido (podríamos decir que permanece un mismo significado, aunque varía el significante).
De esta manera, Ejercicios de Estilo se convierte en una reflexión sobre "la forma antes que el fondo": sabemos desde el principio que nos será contado lo mismo, aunque no estamos muy seguros de las diversas fórmulas en que esto será realizado. Quizás el lugar más tradicional para un análisis sobre la importancia del significante sobre la del significado sea un ensayo; no obstante, Queneau prefiere "mostrar" antes que "decir", presentándonos un libro que no baja su nivel en ningún momento y que incluso llega a reinventarse en cada página.
Queneau puede ser académico (versos alejandrinos, soneto, helenismos, Tanka) o técnico (estilo botánico, zoológico, médico, gastronómico); puede utilizar el imperfecto, el pretérito indefinido o el presente, hablarnos "geométricamente", "vulgarmente, "telegráficamente", o puede dirigirse a nosotros como en una carta formal, en onomatopeyas o en forma de interrogatorio; sin embargo, ninguno de estos "ejercicios" llega a abrumar o causar tedio en el lector, y por sobre todo es su principal logro el que, una vez cerrado el libro, la próxima vez que cojamos algún otro nos preguntemos: Y esto, ¿de qué otra forma podría ser dicho? Reflexión estética y fenómeno estético en un sólo volumen.
4 Comments:
Creo que al ejercicio de realizar un texto sin una letra se le llama "lipograma". El lipograma más antiguo que se conoce es un poema de Laso de Hermione titulado "Oda a los centauros".
Respecto del escritor francés Georges Perec su novela policiaca titulada La disparition (1967) es una de las más apreciadas obras de los lipogramas (sin la letra "e").
Otro conocido es Ernest Vincent Wright, catedrático del MIT, quien escribió "Gadsby" (sin la letra "e").
Del grupo OuLiPo, pues no lo conocía. Pero creo que el libro que recomiendas podría ser una magnífica excusa para empezar a conocerlo.
Curiosamente uno de los 99 textos es también un lipograma. La letra faltante -al igual que posteriormente le sucedería a Pérec- es la "e".
Oe... qué complicados y culturosos se han vuelto.
Bueno, creo que el tema nos jaló un poco por ese lado; el libro no es así en absoluto, sino más como un juego.
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