29 noviembre, 2005

The Dreamers

Matthew conoce a los hermanos Isabelle y Theo en el París de 1968, durante una protesta contra la destitución de Henri Langlois como director de la Cinemateca Francesa. Los tres tienen algo en común: son "locos de las películas". Pasan la mayor parte de su tiempo -junto a muchos como ellos- en la única sala de la cinemateca, viendo films o discutiendo sobre estos. Los padres de Isabelle y Theo se marchan al campo durante un mes; Matthew es invitado por sus nuevos amigos a quedarse en casa. A diferencia de Matthew, Isabelle y Theo no sólo aman ver las películas, sino que además han elegido vivir las escenas más importantes de sus favoritas. El cine ya no es para ellos una manera de eludir la realidad: el cine se ha convertido en el instrumento para reconstruirla. Isabelle le dice a Matthew: "Hemos estado esperando a alguien como tú, al tercero...". Matthew no entiende, "¿El tercero para qué?". Quieren recrear la escena del museo de Louvre en Bande à part, quieren vencer los 9:45 minutos que les tomó a Arthur, Franz y Odile el cruzarlo, quieren reescribir a Godard.

Lo logran: sólo 9:28. "¡Ya es uno de nosotros!" grita Isabelle. Reviven Freaks, reviven Queen Christina, reviven À bout de souffle, reviven Der Blaue Engel. No, no las reviven: las viven. Bertolucci lo entendió claramente: entendió cómo defenderse de la realidad, cómo sobrellevarla, cómo vencerla. Quizás también cómo no volverse loco en ella.

1 Comments:

At diciembre 30, 2005 5:10 p. m., Blogger Erika Almenara said...

Esta es una de mis películas favoritas. Las actuaciones son muy buenas, las tomas perfectas y la fotografía ni qué decir.

 

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