SantaLand Diaries

El relato prosigue con la compleja e impensable estructura que rodea el trabajar en la "Tierra de Santa": un oscuro adiestramiento en cómo operar las máquinas registradoras al momento de cobrar las fotografías que se toman los niños con Santa Claus (pues es este el verdadero negocio); los absurdos códigos que deben utilizarse, como VAMOOSE, en lugar de anunciar por los megáfonos que un niño vomitó en la cola; las distintas ubicaciones que deben ocupar los duendes en el proceso de la fotografía, pues no se es sólo duende, sino que además uno tiene determinada posición estratégica dentro del sistema: duende de la entrada, duende de la caja registradora, duende de la foto, duende acomodador, duende cantante, etc.
El resto de la historia se compone de pequeños episodios narrados en clave de ironía, los cuales le sirven a Sedaris como instrumento para reflexionar sobre distintos aspectos propios de la idiosincrasia estadounidense. Así pues, en determinada oportunidad una mujer negra pide expresamente ser llevada a un Santa Claus "de color", la cual al verlo señala que "no es lo suficientemente negro como esperaba"; momentos después una mujer blanca solicita un Santa Claus "tradicional", "blanco como nosotros" en palabras de ella, circunstancia que Sedaris aprovecha para hacer un comentario sobre cómo la frase "Santa Claus es uno solo" parece no tener sentido más que para él y los niños que llegan. En otra ocasión, el narrador conoce a una duende quien es también actriz y ha trabajado en un novela como bailarina de flamenco. Uno de los gerentes ha participado en la misma novela siete veces. Algunos Santa Claus tienen trabajos fuera de la tienda, en agencias publicitarias por ejemplo. Aquello es desconcertante para Sedaris, quien ya tenía planeado su "comportamiento modesto" para cuando llegara a ser un escritor reconocido y una celebridad (y sin embargo, en ningún momento se desanima, incluso ve como un avance el trabajar con gente que ha trabajado con celebridades de la televisión).
Otros episodios incluyen a turistas que no saben cómo llegaron a la cola de dos horas para tomarse fotos, un Santa Claus que recomienda a los niños la carrera de entomólogo y les pregunta si saben qué es la medicina holística, madres que les dicen a sus hijos que pidan por navidad la prohibición de pruebas científicas en animales, duendes que son extorsionados a cantar villancicos, Phil Collins y su hija, una mujer que lleva a su gato para que también tenga una foto con Santa Claus, etc.
SantaLand Diaries finaliza (¿de qué otra forma podría ser?) la víspera de Navidad, momento en el cual llega la mayor cantidad de gente y para el que los empleados se han estado preparando durante toda la temporada, casi comparándolo con una batalla romana de la antigüedad. El final tan inmediato en esta historia es quizás lo único que puede llegarse a lamentar. Relato extraordinario y divertido, un lado poco conocido de las fiestas. (SantaLand Diaries se encuentra incluido en el libro Holidays on Ice de David Sedaris)
2 Comments:
Suena interesante aunque triste. saludos.
Es cierto, tiene su tristeza. Creo que los niveles de registro (por momentos irónico, por momentos conmovedor) en la obra de Sedaris, así como el ritmo en el cual se suceden, tienen como efecto reconciliar al lector con la realidad antes que volverlo un escéptico. Saludos.
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