El bello verano

En segundo lugar, existe una clara presentación de diferentes vivencias que van marcando la formación de Ginía. Es a partir de su amistad con Amelia que los días del verano empiezan a ser distintos y varía la rutina de bailes, paseos y conversaciones con el grupo usual, para empezar a conocer a través de ella al círculo de pintores que existe en la ciudad. Amelia trabaja como modelo para ellos, algo que causa inquietud en Ginía pues no comprende cómo puede desnudarse frente a desconocidos. Uno de los artistas que Amelia frecuenta es Rodrigues, un portugués que genera incomodidad en Ginía y será el causante de los ataques de vergüenza que la forzarán a abandonar en diversas ocasiones el taller donde se reúnen. Ginía se enamorará luego de otro pintor, Guido, y es a través de él que su aprendizaje sentimental y sexual se verá realizado.
En tercer lugar, si bien es cierto que muchas novelas de aprendizaje incluyen un desplazamiento espacial como condición en la cual se despliega la formación del personaje principal, en este caso podríamos hablar de un desplazamiento exclusivamente temporal. El verano al que hace referencia el título termina rápidamente y las relaciones importantes de la historia se desarrollan durante el resto del año, resaltando especialmente el invierno como el periodo en el cual los sucesos más significativos tienen lugar. El "verano" es identificado a través de la narración como época de felicidad y sosiego; la añoranza del último y la expectativa del próximo son en distintos momentos una forma de alivio para Ginía.
Ahora bien, en un bildungsroman tradicional (Retrato del artista adolescente de Joyce o Bajo las ruedas de Hesse, por ejemplo) cada una de estas vivencias implica novedad en la manera que es afrontada por el personaje, además de un cambio manifiesto en su psicología. En El bello verano, experiencias como la relación entre Guido y Ginía no suponen una incursión a lo desconocido, sino antes una remembranza de algo ya vivido (aunque olvidado), hecho que podemos notar en la inexplicable ausencia de turbación en Ginía (sorprendente si atendemos al carácter del personaje que nos es descrito durante el relato). Lo anterior queda aun más explícito cuando nos enteramos de la enfermedad venérea que diagnostican a Amelia y el reconocimiento por parte de Guido de la existencia de relaciones anteriores entre ella y Ginía, lo cual es presentado en una asombrosa paralipsis hacia el final de la obra, y que el lector no sospecharía a partir de la presunta ingenuidad de la protagonista.
Entonces no es tan clara la distinción si el personaje de Ginía realiza un aprendizaje durante la novela, o si somos nosotros los lectores quienes hemos presupuesto rasgos de inocencia y simplicidad que no necesariamente formarían parte de ella, originados en nuestro anhelo de encontrar a alguien que aún no llegara a olvidar aquellas características, que aún viviera en alguna época donde siempre fuera fiesta.
Entonces no es tan clara la distinción si el personaje de Ginía realiza un aprendizaje durante la novela, o si somos nosotros los lectores quienes hemos presupuesto rasgos de inocencia y simplicidad que no necesariamente formarían parte de ella, originados en nuestro anhelo de encontrar a alguien que aún no llegara a olvidar aquellas características, que aún viviera en alguna época donde siempre fuera fiesta.
4 Comments:
Después de ese comienzo quisiera leer el libro, presta!
un abrazo,
Aeroplano del 76, bonito modelo. Saludos, nos vemos por los bares... de Reaño!.
Érika: No hay ningún problema, los libros siempre estarán a disposición de los amigos.
Xnem: Gracias por la visita, estaré pasando por ahí. Saludos.
te digo algo? cuando escucho "bello verano" se me viene a la mente la canción de Family (recomendable)
Publicar un comentario
<< Home